Si encuentra una falla dentro de la tubería, emite una señal de radio hacia la superficie para determinar el lugar exacto donde hacer las reparaciones.
La mantención de los acueductos es un eslabón crítico en la cadena de ahorro del agua potable, sobre todo en Santiago, donde por causa del uso y los terremotos, las pérdidas por filtraciones causadas en la infraestructura podrían ser significativas. Así lo explica Wernher Brevis, profesor de Ingeniería Hidráulica UC, quien pone como ejemplo a la capital del Reino Unido. “Del total del agua potable que se inyecta a la red de Londres, se pierde aproximadamente un 25%, lo que habla de la gravedad del problema y de lo generalizado que está en el mundo”.
En el caso de Santiago, Franco Nicoletti, gerente de Recolección y Distribución de Aguas Andinas, calcula que las pérdidas podrían rondar el 30%, pero aclara que “esa cifra no solo incluye las filtraciones, sino también otras aguas no contabilizadas, como los robos de agua potable, aquella que no es medida por problemas en medidores y otros consumos legítimos no cuantificados, como el de Bomberos y otras instituciones similares”.
Para reducir al máximo las fugas en el acueducto El Carmen, tubería de hormigón armado de 1,70 m de diámetro, que se extiende por cuatro kilómetros del perímetro del cerro San Cristóbal y que alimenta a parte de las comunas de Providencia, Recoleta, Independencia, Conchalí y Renca, Aguas Andinas realizó durante este lunes un mantenimiento preventivo, que en esta ocasión incluyó un robot especializado en revisión de grandes tuberías. Esos trabajos son los responsables del mega corte de suministro que empezó a las 9 de la mañana y que debería terminar a las 6 am de este martes.
“Cuando hablamos de un alimentador capaz de transportar 2.500 lt/seg, y que además presta servicio a medio millón de personas, no tenemos tiempo que perder, por lo que decidimos aplicar robótica, ya que con esta tecnología se reducen a poco más de un día trabajos que antes tomaban varias jornadas”, dice Nicoletti.
Se trata del Vizca D400 fabricado por Maquintel, compañía chilena especializada en desarrollos robóticos para la gran minería. Según su gerente comercial, Rodrigo Arriagada, “se trata de una máquina de 50 centímetros de alto, 60 de ancho y 70 de largo, equipada con cámaras de alta definición y sensores láser, que no sólo es capaz de identificar las fallas desde el interior de la cañería -enterrada a tres metros-, sino que además puede transmitir una señal de radio con su ubicación exacta a nivel de la calle”. Con estos datos, las cuadrillas de trabajadores ahora ya no tienen que hacer grandes hoyos para encontrar las fugas, sino que concentran sus esfuerzos en una excavación mucho más quirúrgica, lo que evita cortes prolongados del suministro mientras se repara el desperfecto.
También explica que, “para conseguir atravesar los cincuenta centímetros de pavimento y asfalto que hay en la superficie, el Vizca D400 emite una señal de radio de baja frecuencia, que a pesar de que puede transmitir menos datos, es suficientemente poderosa para darnos su ubicación bajo tierra”.